24.03.2025

¿Por qué crujen los huesos? Mitos y realidades sobre este fenómeno

Seguramente has oído muchas teorías sobre por qué crujen los huesos. Hablamos de ese peculiar sonido cuando te estiras por la mañana, crujes los nudillos o te acomodas en una silla. Muchas personas se preguntan si este fenómeno es normal, dañino o señal de un problema articular. Afortunadamente, la ciencia ha estudiado este fenómeno y tiene respuestas claras.

El crujido que percibimos no proviene de los huesos en sí, sino de las articulaciones. Estas están rodeadas por una sustancia llamada líquido sinovial, que actúa como lubricante natural para reducir la fricción entre los huesos y facilitar el movimiento.

Dentro de este líquido se encuentran gases disueltos como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono. Cuando realizamos un movimiento que separa ligeramente las superficies articulares (como al crujir los nudillos, se crea una reducción de presión en la articulación. Esta caída de presión hace que los gases formen una burbuja, la cual colapsa repentinamente y genera el característico sonido de «crack».

Esto es lo que se conoce como el fenómeno de cavitación y es completamente normal.

Otras posibles causas del crujido articular

Aunque la cavitación es la causa más común, existen otras razones por las que los huesos y articulaciones pueden producir sonidos:

  • Movimientos de los tendones y ligamentos: Algunas veces, los tendones pueden desplazarse ligeramente sobre una articulación y generar un sonido al volver a su posición original. Esto suele ocurrir en las rodillas, codos y caderas.
  • Desgaste del cartílago: Con el paso del tiempo o en personas con artritis, el cartílago que recubre las articulaciones puede deteriorarse; lo que hace que los huesos rocen entre sí y produzcan un sonido más seco o áspero.
  • Presencia de burbujas de gas: Algunas veces, el líquido sinovial tarda en reabsorber los gases tras una cavitación, lo que genera un sonido recurrente si intentas crujir la misma articulación.
  • Cambios de presión en la articulación: Movimientos bruscos o ciertos estiramientos pueden causar un cambio repentino en la presión intraarticular, lo que genera ruidos ocasionales sin que haya una cavitación completa.

¿Es peligroso que los huesos crujan?

No necesariamente. El crujido en sí no indica un problema de salud y, en la mayoría de los casos, es inofensivo. Sin embargo, si el sonido va acompañado de dolor, inflamación o rigidez, podría ser señal de un problema subyacente, como desgaste articular.

En nuestra clínica de quiropráctica en Algeciras, sabemos que los ajustes vertebrales pueden generar este sonido; pero lejos de ser dañino, indican la liberación de presión en las articulaciones y la mejora del movimiento.

¿Por qué crujen los huesos según la evidencia científica?

Por qué crujen los huesos

Vamos a abordar la respuesta a por qué crujen los huesos desde la perspectiva de la ciencia. El sonido de los huesos crujiendo puede generar preocupación en muchas personas. Existe la creencia popular de que este fenómeno es un signo de desgaste articular o que crujirse los nudillos provoca artritis. Pero, ¿qué dice la ciencia al respecto?

Uno de los mitos más extendidos sobre el crujido articular es que puede generar artritis con el tiempo. Sin embargo, estudios científicos han demostrado que esto no es cierto. Este tema fue estudiado por el Dr. Donald Unger; quien durante más de 60 años se crujió los nudillos de una sola mano y dejó la otra sin crujir. Tras décadas de observación, no encontró diferencias entre ambas manos ni signos de artritis.

En la mayoría de los casos, el crujido es un fenómeno natural (cavitación) y no representa ningún riesgo. Sin embargo, hay ciertas situaciones en las que podría ser una señal de alerta:

  • Si el crujido está acompañado de dolor: Puede ser indicativo de inflamación, desgaste articular o lesiones en ligamentos.
  • Cuando hay hinchazón o rigidez articular: Puede estar relacionado con problemas como artritis o tendinitis.
  • Si el crujido es constante y no desaparece: En algunos casos, puede deberse a un mal alineamiento de la articulación.

En estos casos, es recomendable acudir a un especialista en quiropráctica para evaluar la causa y determinar si se requiere tratamiento.

Cabe destacar que forzar las articulaciones a crujir constantemente podría generar problemas si se hace de manera repetitiva o con movimientos bruscos. En estos casos, un ajuste quiropráctico profesional es la mejor opción para liberar tensión de manera segura.

¿Por qué nos crujimos los huesos a propósito? Razones y beneficios

Por qué crujen los huesos de las articulaciones

Una vez aclarado por qué crujen los huesos, vamos a analizar otra cuestión interesante al respecto. Crujirse los nudillos, el cuello o la espalda es un hábito muy común. Para algunas personas, es casi un reflejo inconsciente, mientras que otras lo hacen intencionalmente porque sienten alivio o placer al escuchar el sonido. Pero, ¿qué hay detrás de esta costumbre? ¿Es realmente beneficioso o solo una sensación momentánea?

Existen varias razones por las que muchas personas desarrollan el hábito de crujirse los huesos de forma intencional:

  • Liberación de tensión: Al crujir una articulación, se puede experimentar una sensación de alivio, ya que el movimiento libera presión acumulada en la zona.
  • Efecto placebo: Aunque el crujido en si no mejora la movilidad, muchas personas sienten que tienen más flexibilidad o que han «reacomodado» algo en su cuerpo; lo que genera una sensación de bienestar.
  • Liberación de endorfinas: Algunos estudios sugieren que al crujir una articulación, se pueden liberar pequeñas cantidades de endorfinas, lo que genera una sensación placentera y relajante.
  • Hábito nervioso o automático: Para algunas personas, crujirse los nudillos o el cuello se convierte en un hábito involuntario que repiten en momentos de estrés o aburrimiento.

Crujir los huesos no significa que se estén reacomodando o alineando de manera significativa. El sonido es causado por la cavitación, pero no necesariamente implica un ajuste estructural real.
Lo que realmente ocurre:

  • Da una sensación momentánea de mayor movilidad.
  • Puede reducir la tensión percibida en ciertas zonas del cuerpo.
  • No corrige problemas posturales ni mejora la alineación de la columna.

Los ajustes quiroprácticos, en cambio, sí buscan corregir desalineaciones articulares y mejorar la movilidad de manera efectiva, no solo generar un sonido.

¿Es peligroso crujirse los huesos a propósito?

En general, crujirse los nudillos, el cuello o la espalda no es peligroso si se hace de manera natural y sin forzar la articulación. Sin embargo, hacerlo de forma frecuente o con movimientos bruscos podría causar problemas como:

  • Hiperlaxitud articular: Forzar demasiado las articulaciones puede hacer que los ligamentos se vuelvan más laxos, lo que con el tiempo podría afectar la estabilidad de las articulaciones.
  • Afectación de la articulación temporomandibular (ATM): Crujir constantemente el cuello puede generar tensión en la mandíbula y provocar molestias en la articulación temporomandibular.
  • Riesgo de lesiones: Si se aplican movimientos inadecuados, se podría generar una sobrecarga en la musculatura o en los nervios cercanos.

¿Por qué crujen los huesos durante un ajuste quiropráctico?

Por qué crujen los huesos según la quiropráctica

Muchas personas se preguntan por qué crujen los huesos durante un ajuste quiropráctico y si es algo normal. Es común escuchar un “crack” al recibir un tratamiento en la columna o en otras articulaciones; lo que ha llevado a la creencia errónea de que los quiroprácticos “acomodan” los huesos o que algo podría estar mal en la estructura corporal.

Sin embargo, ese sonido no significa que el hueso se haya movido de su lugar ni que la columna haya sido recolocada. En este apartado, te explicamos qué ocurre cuando los huesos crujen durante un ajuste quiropráctico y por qué no representa ningún riesgo para la salud.

El sonido que se produce en un ajuste quiropráctico se debe a un fenómeno llamado cavitación articular. Este proceso ocurre cuando una articulación es manipulada y se genera un cambio en la presión del líquido sinovial, que lubrica y protege las articulaciones.

Cuando el quiropráctico aplica un ajuste con una movilización rápida y controlada, la presión dentro de la articulación disminuye liberando pequeñas burbujas de gas. El colapso de estas burbujas es lo que genera el característico “crack” o sonido articular. Es importante aclarar que este sonido no proviene de los huesos en sí, sino de la articulación y el gas dentro de ella.

¿Significa que el ajuste solo funciona si hay un crujido?

No necesariamente. El éxito de un ajuste quiropráctico no depende del sonido que se produzca; sino de la mejora en la movilidad articular, la reducción de la tensión muscular y la optimización del sistema nervioso.

Algunas articulaciones pueden ajustarse sin generar sonido, especialmente cuando el paciente tiene un mayor grado de movilidad articular. O si el gas dentro de la articulación ya se ha liberado en sesiones anteriores. El alivio y los beneficios del ajuste no dependen del sonido, sino de la mejora biomecánica que se logra con la corrección del movimiento articular.

Beneficios de los ajustes quiroprácticos (con o sin crujido)

  • Reducción de la tensión y el dolor: Al mejorar la movilidad articular, se alivian contracturas y tensiones musculares.
  • Mayor flexibilidad y movilidad: Al liberar restricciones en la columna y articulaciones, el cuerpo se mueve con mayor facilidad.
  • Mejora de la función nerviosa: Un buen alineamiento favorece la comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo.
  • Liberación de endorfinas: El ajuste puede generar una sensación de bienestar y relajación.

Recuerda que el crujido no indica daño en los huesos ni en la columna vertebral. De hecho, los ajustes quiroprácticos son procedimientos seguros cuando los realiza un profesional certificado.

¿Por qué crujen los huesos? Señales de alerta

Ya hemos respondido a la pregunta de por qué crujen los huesos, y sabemos que en general no supone un riesgo. En la mayoría de los casos, el crujido de los huesos o articulaciones es un fenómeno completamente normal. Sin embargo, cuando el crujido va acompañado de dolor, hinchazón o rigidez, puede ser una señal de alerta de que algo no está funcionando correctamente.
A continuación, te explicamos cuándo el crujido de los huesos puede indicar una afección subyacente y cuándo es recomendable acudir a un especialista.

Signos de alerta: ¿Cuándo preocuparse?

Si bien el sonido articular es inofensivo en la mayoría de los casos, hay ciertas señales que pueden indicar un problema más serio:

  • Dolor constante o intenso: Si el crujido va acompañado de dolor persistente en la articulación, podría ser una señal de desgaste articular, inflamación o lesión en los tejidos circundantes.
  • Hinchazón en la zona afectada: La presencia de inflamación puede ser indicativa de problemas como artritis, bursitis o tendinitis, que requieren atención profesional.
  • Rigidez o pérdida de movilidad: Si la articulación se siente rígida después del crujido y afecta la movilidad normal, podría ser un signo de deterioro del cartílago articular.
  • Crujidos constantes o cada vez más frecuentes: Un aumento en la frecuencia del crujido, especialmente en la misma articulación y se acompaña de molestias, podría estar relacionado con una lesión progresiva.
  • Sensación de bloqueo articular: Si al crujir una articulación sientes que se «atasca» o hay una resistencia anormal al movimiento, podría indicar un problema en los cartílagos o ligamentos.

Posibles afecciones relacionadas con el crujido doloroso de los huesos

Si el crujido articular viene acompañado de dolor, hinchazón o limitación del movimiento, podría estar asociado a algunas de las siguientes condiciones:

  • Artrosis: Es el desgaste del cartílago articular con el paso del tiempo. Puede generar crujidos, rigidez y dolor en articulaciones como las rodillas, caderas o manos.
  • Artritis: Inflamación de la articulación que puede causar dolor, hinchazón y dificultad para moverse. Existen diferentes tipos, como la artritis reumatoide o la gota.
  • Síndrome de fricción de la rótula: Ocurre cuando el cartílago de la rodilla se desgasta, lo que provoca crujidos y molestias al doblarla o al subir escaleras.
  • Lesiones en ligamentos o tendones: Un crujido acompañado de dolor repentino puede ser señal de un desgarro ligamentoso o una tendinitis.
  • Síndrome de hiper movilidad articular: En personas con articulaciones demasiado laxas, los crujidos pueden ser más frecuentes. Y en algunos casos, ir acompañados de dolor debido al esfuerzo extra que hacen los músculos para estabilizar la articulación.

Si presentas alguno de los siguientes síntomas junto con el crujido articular, lo mejor es acudir a un quiropráctico, fisioterapeuta u ortopedista para una evaluación:

  • Crujidos con dolor persistente en la misma articulación.
  • Hinchazón, enrojecimiento o aumento de temperatura en la zona.
  • Pérdida de movilidad o sensación de rigidez prolongada.
  • Sensación de inestabilidad en la articulación (como si «se saliera de su lugar»).
  • Dolor que empeora con el tiempo o al realizar movimientos específicos.

Un diagnóstico temprano puede prevenir el desgaste articular y evitar complicaciones a largo plazo.

Cuida tus articulaciones para evitar molestias al crujir los huesos

Ahora que sabes por qué crujen los huesos es el momento de explicarte cómo cuidar tus articulaciones. Mantener una buena salud articular es clave para prevenir incomodidades y mejorar la movilidad a largo plazo.

A continuación, te ofrecemos algunos consejos para fortalecer tus articulaciones y evitar molestias al crujir los huesos.

Mantén una rutina de estiramientos diarios

El movimiento es esencial para la salud articular. Los estiramientos ayudan a mantener la flexibilidad de los músculos y ligamentos que rodean las articulaciones, reduciendo la rigidez y previniendo molestias.
Recomendaciones:

  • Realiza estiramientos dinámicos por la mañana para activar el cuerpo.
  • Incluye estiramientos suaves después del ejercicio para mejorar la recuperación.
  • Practica movilidad articular con movimientos circulares en tobillos, muñecas y cuello.

Ejemplo de estiramiento para las articulaciones:

  • Cuello: inclina la cabeza suavemente de un lado a otro y rota en círculos lentos.
  • Columna: haz giros de torso suaves y flexiona la espalda hacia adelante y atrás.
  • Rodillas: realiza pequeños círculos con las piernas para mejorar la lubricación articular.

Mantente bien hidratado

La hidratación es clave para la lubricación articular. Las articulaciones contienen líquido sinovial, una sustancia que actúa como lubricante natural para evitar el desgaste del cartílago y reducir la fricción entre los huesos.
Recomendaciones:

  • Bebe entre 1,5 y 2 litros de agua al día para mantener una buena hidratación articular.
  • Aumenta el consumo de frutas y verduras con alto contenido de agua, como el pepino, la sandía y la naranja.
  • Evita el exceso de bebidas con cafeína o alcohol, ya que pueden deshidratar el organismo.

Cuida tu alimentación para fortalecer las articulaciones

Una dieta equilibrada puede marcar la diferencia en la salud articular. Algunos nutrientes ayudan a reducir la inflamación y a fortalecer el cartílago y los ligamentos.
Alimentos recomendados para la salud articular:

  • Ácidos grasos omega-3: presentes en pescados como el salmón y en semillas de chía o lino, reducen la inflamación.
  • Vitamina C: presente en cítricos, fresas y pimientos, ayuda a la producción de colágeno.
  • Colágeno y gelatina natural: esenciales para mantener el cartílago en buen estado.
  • Calcio y vitamina D: fundamentales para la salud ósea, se encuentran en lácteos, almendras y la exposición moderada al sol.
  • Antioxidantes: frutos rojos, té verde y vegetales de hoja verde ayudan a prevenir el desgaste articular.

Realiza ejercicio para fortalecer las articulaciones

El ejercicio es fundamental para mantener las articulaciones activas y reducir el riesgo de rigidez. Sin embargo, es importante elegir actividades de bajo impacto para evitar sobrecargar las articulaciones.
Ejercicios recomendados:

  • Natación o aquagym: el agua reduce el impacto en las articulaciones.
  • Yoga o pilates: mejora la flexibilidad y refuerza la musculatura que sostiene las articulaciones.
  • Caminatas o bicicleta: favorecen la circulación y fortalecen las rodillas sin forzar las articulaciones.
  • Ejercicios de fuerza controlada: ayuda a mantener la estabilidad articular y prevenir lesiones.

Mantén un peso saludable

El sobrepeso aumenta la presión sobre las articulaciones, especialmente en rodillas, caderas y tobillos, lo que puede generar molestias y acelerar el desgaste del cartílago.
Consejos para controlar el peso y reducir la carga articular:

  • Lleva una alimentación equilibrada y rica en nutrientes esenciales.
  • Realiza actividad física regularmente para mantener un peso adecuado.
  • Evita el sedentarismo y mantén una postura correcta en el día a día.

Consejos posturales

  • Si trabajas sentado, mantén la espalda recta y los pies apoyados en el suelo.
  • Al levantar objetos, flexiona las rodillas en lugar de doblar la espalda.
  • Evita mantener la misma postura por largos períodos, levántate y estira cada 30-60 minutos.

No creas todos los mitos alrededor de por qué crujen los huesos